Ella miró el reloj, entendió que el tiempo se acababa. Pero él se hizo el sordo.
Esta vez sí era la definitiva, las historias terminan hasta que tú decides ponerles un punto y final.
Pero él la persiguió, la cogió del brazo y cambió el punto y final por punto y coma.
Y siempre la misma historia.
Siempre la maldita historia...
"Todos tenemos una historia. Y las historias no se cuentan en una noche..."
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