Los reencuentros y las despedidas son ciclos. Esos ciclos de amor que jamás terminan cerrándose.Y no los cerramos porque sabemos que volvemos para encontrarnos.
Somos eternos viajeros de un tiempo presente, esclavos de un reloj que avanza y moribundos de almas que aman.
Reencuentros que vuelven a recordarnos momentos pasados, que nos confirman por qué nos fuimos y por qué caminamos.
Miradas que nunca acaban, llamas que ya no se apagan y estrechas manos que no quieren soltarse jamás.
Sueños que nos esperan al girar la esquina y oportunidades que aún no están escritas. Pocas palabras para tantos sentimientos que anidan dentro del alma.
Y así es. Cierro los ojos y me pregunto por qué. Y lo cierto es que, no sabría cómo explicarlo.
Y eso, que los ciclos de amor jamás terminan cerrándose.
Para eso, a veces no hay parches.
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