Estoy tomándome un café. Pero es un café diferente.
De fondo suena Take on me (de Anni B Sweet), y no sé por qué me ha transportado a otro lugar.
Y de pronto lo he recordado:
Me he visto escribiendo todas aquellas parrafadas, aquellos escritos con-o-sin-sentido pero llenos de sentimientos con necesidad de ser masticados entre miles de líneas. Indiscutiblemente. Me he visto tecleando aquél portatil viejo mientras me caían cuatro lágrimas. Sólo cuatro, pero las necesarias para reflejar aquel sufrimiento que irremediablemente necesitaba contar a alguien.
Y él era mi confesionario, aquél rincón metido en un ordenador, en un archivo dónde se podía encontrar mi media vida, mi otro yo. Y que sólo pude recuperar la mitad de todo aquello que escribí, de todo aquello que necesité contar.
Hoy lo vivo como si fuera ayer. Ese rincón existe. EL RINCÓN DE LAURA. Hoy se hace más real que nunca el nombre de este blog, y sin duda, veo con más claridad la opción de seguir entre aquellas líneas (pero ya sin cuatro lágrimas) y poder continuar escribiendo aquel libro que me atreví a empezar.
Gracias, vosotras sabéis a quién me refiero, y me recordásteis que tenía olvidada una mitad de mi vida. Ya recuperada. Ya entre mis manos....
empezando lo que dejé a medias...
...empezando y continuando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario