Si hay algo que odio es ese ser cubierto de cristal reflejante, el culpable de todos los miedos que se emiten en la realidad, lo opuesta a la realidad que tú quieres ver. Digamos que refleja algo que tú quieres ver, sólo lo que tú quieres ver. Algo raro que contar cuando ni si quiera se es capaz de controlar lo que tú quieres ver y sentir.
Ese ser cubierto de penas y horrores, de nostalgia por lo que querías ser y lo que eras. El ser más cruel y odioso que me he echado encima por estar equivocada con la vida.
Estar equivocada con la vida...
O la vida estar equivocada conmigo, ya no lo sé...
Ese ser capaz de destruir la mente de alguien. Ese ser capaz de emitir algo que no controlas, algo que se va más allá de tus expectativas, algo que refleja la vida que no querías.
El espejo y yo. El espejo y mi vida.
Eso es. Mi vida.
Y es por eso, querido ser repleto de mentiras, que no te miro a la cara. Que no soy capaz de ver tus crueles falsedades cuando en realidad te ves incapaz de reflejarte en ti mismo.
Querido ser, decidí un día romper a pedazos la estructura que te definía. La superstición metafórica me hizo creer que hacerte añicos no suponía la destrucción del mundo, y así lo hice. Poco a poco, sin miedo, destruyendo cada uno de los pedazos que autodefinían un mundo incoherente, falso y totalmente dañino.
Jamás verás reflejarme en ti, jamás. Porque llevo años construyendo un nuevo espejo dónde reflejar la historia de mi vida.
Creo que esta canción es perfecta para dedicártela a ti, perfecto ser irremediablemente odioso capaz de destruir vidas. Dedicada a ti, enemigo cubierto de cristales reflejantes de una falsa realidad.
Y sé que sólo podrán sentirla igual que yo aquellas personas que vivieron acompañando todo ese dolor.
Queda dicho; mi historia...
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