A veces es necesario. Tan necesario que notas las palpitaciones, el bombeo de tu corazón advirtiéndote de que, tal vez, debes abrir los ojos. Abrirlos tan ferozmente para no envenenarte con la fuerza del viento, el que se atrevió a robarte alguna vez el coraje y las ganas de echar a volar.
La voz de los cobardes se apoderaba de aquella sospecha, volvía de nuevo. Volvía para quedarse y algo dentro de mi se alertó. Cruzando esa línea entre lo trascendental y amargo, queriendo llegar a la altura de las expectativas; dándome cuenta de que esta vez, sí. Esta vez era la última vez.
Ha pasado algo?
ResponderEliminarno, nada! ya sabes que mi cabeza escribe sobre la marcha!!! jeje un besazo
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