Hoy me he tomado un día para mi. Ser capaz de desvelar tantos miedos e inseguridades me han hecho comprender que en esta vida se necesitan un par de hostias para poder reaccionar.
La vida se mide en décimas de segundos, y hoy dos segundos me han llevado a cambiar el rumbo de mi dirección.
Saber que hay una persona que está dispuesta a escucharme me ha hecho entender que ella también está necesitada de escucha. No hay nada como hablar con una sola mirada y dejar que la complicidad se apodere de una amistad que está creciendo con el paso de los días. Ese ha sido mi primer segundo en estado de alerta.
Y mi segundo segundo en estado de alerta ha sido sentirme lo suficientemente fuerte como para poder recuperar algo que puede que me pertenezca. Tener el valor y mantenerme firme a mis principios, pero sabiendo pedir perdón y saber aceptar las disculpas. Tal vez pensé que dejar un camino que habíamos recorrido me ayudaría a olvidar los últimos días, la última mirada y el último llanto. Pero saber que el subconsciente se encargaba de repetirme constantemente que, aunque no se llegara a ninguna conclusión, debíamos zanjar un asunto que nos hizo daño, me ha ayudado a reconducir mi vida hacia ti. De nuevo, como antes. Como cuando fuimos unas locas andando por las calles sin que nada importara, los paseos de confesiones y los abrazos que he anhelado. Pero abrazos que también he odiado por sentirme dolida, por fracasar, por hacernos daño y por decirnos tantas idioteces aquella noche.
Y lo cierto es que, llegados a este punto, sólo puedo dedicarme a hacer un borrón y cuenta nueva, dedicando tiempo a perdonarme, a perdonarte y a que me perdones. A saber olvidar, a saber callar cuando es preciso y a controlar los momentos de incertidumbre.
El rencor, tan solo, ha sido algo que nos ha seguido atando en este camino. Y un solo tecleo, una sola palabra, ha sido capaz de poner los puntos sobre las íes.
Ya sabéis quién es cada décima.
Y todo por creer en el tiempo, en las décimas de segundo.
Gracias por haber dado el paso....
ResponderEliminarMaldito viaje Laura.
Como te dije ayer... sin rencores. Aunque tenemos que hablar de algunas cosas y dejarlo todo bien claro, me quedo con los buenos ratos que hemos pasado. Y ya está. Yo soy de las que pienso que no vale la pena estropear algo que tanto me ha importado.
Un besito, Sara.