Tal vez faltó un toque de ironía. O tal vez, suponer que lo que creíamos sólo podría quedarse suspendido en un hilo. Como guerras que pactamos, volviendo a jugar con el tiempo y sin saber sobrellevarlo.
Pero no lo sabíamos, todo queda ahí. ¿Y para qué preocuparnos? Sólo nos quedaría proponer una guerra. Entre tú y yo. Pero es más fácil saber que somos capaces de olvidar y que podemos arrancar con los dientes ese hilo que aún ha quedado suspendido.
Avísame cuando vayas y lo hayas roto. Por eso de no encontrarnos, digo.
Y no sé si coincidieron o no,
de hecho nadie supo dónde estaba el hilo.
Pero me pareció oír que le dijo "sólo eran las vueltas de la vida".
Y ella, se marchó.
Sonriendo.