Mi Abril se convierte en un mes de despedidas. Despedidas condicionadas por la sociedad en la que vivimos, despedidas que saben a huida, a crisis. Despedidas que dejan el rastro de personas valientes que deciden ir en busca de un futuro mejor.
Hace tiempo me preguntaba "¿qué será de nosotros cuando nos conformemos?" Pues nada, no seremos nada. Absolutamente nada. El día que me conforme con lo que tengo morirá mi ilusión y nada tendrá sentido.
Creo en la necesidad repentina de esas personas que deciden buscar algo fuera de su ciudad, de su país. Y si no se marchan fuera (y por el contrario siguen quedándose aquí), pelean duramente la batalla para no conformarse con lo que tienen.
La vida es eso, intentarlo, decidir tú mismo qué quieres ser y dónde quieres serlo. Saber rodearte de la gente que te ayudará a coger esa carrerilla, aunque sea gateando, de puntillas o a cuestas.
Es domingo, y no es un domingo cualquiera. Me he vuelto a recordar a mi misma que el tiempo avanza y nada espera. Que las oportunidades pasan rápido y las decisiones que tomamos siempre van a ser las correctas si así lo decidimos en su momento.
Así que, cualquiera que sea la idea que te ronde por la cabeza... ¡dispara! suéltala, que fluya y adelante.
No hay excepciones. Todo vale si tú te lo permites.