Cuando haces viajes de idas y vueltas, cuando te expones a desconocidos o a viejos amigos, cuando empiezas a conocer esos trozos invisibles de ti, cuando sientes que te ahoga un poco la vida, cuando la frustración te arropa, cuando el fuego, tierra, aire y agua te rodean y cuando sientes que has perdido el control de todo, entonces, sólo entonces, te das cuenta que has sacado la fiera que llevas dentro.
Es curiosa la sensación de cerrar los ojos, sorprenderte con
los cambios de la vida y anhelar cosas que fuiste. Querer más, dejar de tener
prisa por crecer y sentir cómo caen esas lágrimas que hablan de deseos, de
creaciones, ilusiones, conexiones e impulsos.
Amar lo que haces por encima de todo y sentir que necesitas
más y más para empaparte. Encontrar en personajes seres frágiles queriendo desde un principio ser humanos fuertes. Encontrar en ti huellas que te impulsan a decir.
Y a no decir. No decir nada. Sólo sentirlo sin decir.
Compartir cuánto quisieras poder hacer y no sabes cómo.
Descubrirlo con tu propio ser, desvaneciendo ante el mundo y ante un público
expectante y abierto a la vida.
Cuando amas algo te dejas la piel. Y amar el TEATRO es para
mí, lo mismo que entregarme a la vida.
"SE OYE LA VOZ DE UN POETA GRITAR: CAMINANTE NO HAY CAMINO, SE HACE CAMINO AL ANDAR"